Hoy
en día, en un país como Colombia no podríamos estar hablando de Democracia, en
víspera de las elecciones presidenciales, vemos como, la guerra sucia, hace
parte de las estrategias, de las campañas que asisten a los candidatos
presidenciales, bajo el estado de estupor de la nación que se consume como
fuego bajo la lluvia.
Existe
una falsa creencia, que muto convirtiéndose en un gran axioma y es, pensar, que
el poder recae sobre los poderosos y son los que están llamados a gobernar, una
brutal y completa mentira refiriéndonos a la Democracia, donde la realidad es
que el poder recae sobre el constituyente primario (el pueblo), en la que a
través de mecanismos de participación ciudadana, se confiere o NO por parte de
un pueblo, legitimidad a sus representantes, aunque solo vemos intereses egoístas
por los cuales se hacen elegir a través de mecanismos corruptos y vergonzosos, contrario
a esto, deberían ser la voz de un pueblo y representar los intereses de aquellos que
confiaron y sellaron tal confianza con su voto, cosa que parece
entenderse de manera lógica, sin embargo, la realidad no puede ser contraria a
estas afirmaciones, vemos hoy, una Suciocracia, una forma de organización
política, corrupta, autoritaria, déspota, en donde no existen límites para la
abstención del poder. Los ojos de un país se fijan con gran morbo sobre esta
contienda, a la expectativa de quien será el ganador, como si se tratara de
cualquier pelea callejera, y los contrincantes con su pecho inflado y sus
crespas erizadas como buenos gallos de pelea, inocuos espectadores están a la
expectativa, no saben el daño que le hacen al país, un país que no quiere saber
nada de conflictos, que busca la paz como mecanismo alterno de solución de
conflictos, mientras tanto, las propuestas políticas, pasaron simplemente a
adornar sus portales WEB, o peor aún, el próximo presidente de esta dolida y
sufrida nación, sea el sobreviviente de esta disputa.
La
Constitución Política de Colombia, establece que todo ciudadano tiene derecho a
participar en la conformación, ejercicio y control del poder político. (Elegir
y ser elegidos), Esto quiere decir que,
SI existen salidas, al Autoritarismo, al Despotismo, al desmembramiento de un
pueblo que exige Justicia, que llora de hambre, que camina sobre la miseria,
donde la pobreza nos abriga del frio de la noche, bajo los techos improvisados
que no alcanzan a cubrir del aguacero de necesidades. Como: la falta de
educación, o un sistema de salud que cubra apropiadamente las dolencias que
padece la sociedad civil, o un trabajo digno que mejore la calidad de
vida de los ciudadanos, o un techo donde el tejido social, familiar se
fortalezcan, como núcleo fundamental de la sociedad.
De esto, se debería estar hablando, de las
necesidades de un pueblo, cansado de andar, de suplicar, de levantarse siempre,
de permanecer, sin embargo, un pueblo que
no se da por vencido, que lucha contra las adversidades diarias, que a
pesar, que las políticas de gobierno parecen ocultarse de ellos, que figuren
como invisibles, dentro del contexto
histórico de la sociedad civil colombiana, para ellos, hay esperanza, para aquellos que carecen
de voz dentro de un realidad social, politiquera, para ellos, hay esperanza, existen hombres y
mujeres, que creen, que creen que este país merece un cambio, que es hora de
una transformación social, política, y económica, donde exista una verdadera inclusión, donde la
igualdad, la justicia, sean políticas de estado, hoy creemos, que puede ser
diferente, que como ciudadanos merecemos respeto, que como pueblo merecemos
respeto, que la democracia merece respeto, debemos llevar un mensaje de
esperanza, de creer que será diferente, depende de ti, depende de mí, depende
de ellos, depende de nosotros, que logremos transformar la historia de este
país.
José Fernando Yepes Vargas
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