¿Cuán sensible es tu
corazón?
Acaso das de comer al hambriento o de beber al
sediento, tal vez sea la justicia la que corra por tus venas.
Es la indignación tu refugio
cuando tus ojos contemplan la injusticia
o somos permisivos ante ella.
No sé si podemos hablar de
sensibilidad, cuando cadenas de miseria
y pobreza abrazan un pueblo, mientras nuestros cuerpos perplejos contemplan las
lágrimas de los oprimidos sin tener quien los consuele.
No sé si podemos hablar de
sensibilidad, cuando hombres, mujeres, niños, ancianos, mueren de hambre o en
completo abandono por una sociedad que los rechaza, y no les brinda la
oportunidad de que sus vidas sean diferentes.
Suave es la luz para el que
ve, mas aquel que vive en oscuridad jamás contemplara el amanecer a menos que una mano piadosa pueda abrir sus
ojos y pueda admirar el nacimiento de un nuevo despertar.
Insensible es nuestro
corazón, turbado y mezquino, incapaz de doblegarse ante el dolor de los que
padecen.
No sé si podemos hablar de
sensibilidad, cuando el miedo esclavizador gobierna y nos convierte en seres
inertes e insensibles. De escasa conciencia y de suficiente ignorancia.
Somos diferentes a los
animales, pero sienten más composición, que la que nosotros podemos sentir.
La compasión, la piedad, la
misericordia, fenecen lentamente en la voluntad de los hombres.
Que nos quedara, que les
quedara a nuestros hijos a nuestros nietos a las generaciones futuras..,
Un mundo estéril, un corazón de hierro fundido en la desesperanza, en la inequidad, la injusticia, la discriminación, la intolerancia.
Un mundo estéril, un corazón de hierro fundido en la desesperanza, en la inequidad, la injusticia, la discriminación, la intolerancia.
Sin piedad, sin misericordia
y sin compasión...
No sé si podemos hablar de
sensibilidad, cuando vivimos en una intensa sequía de solidaridad, donde la
lluvia de la injusticia violenta la
justicia, haciéndola permanecer oculta en la conciencia de cada individuo.
Mientras el mundo se entrega
a las drogas, al alcohol y a la misma perdición, en este momento mueren muchas
personas, otras suplican o claman por ayuda, francamente, somos el resultado de
un trágico viaje en el que decidimos dejar de creer, dejar de soñar, de olvidar
los valores e infringir los deberes, conducidos, por el egoísmo el
materialismo, el individualismo, hacia un desconocido valle, donde el amor son
las posiciones, donde los sueños son las riquezas, y la fe en un ser
todopoderoso y omnipotente cabalgaría desbocada sobre el valle de la injusticia,
turbada y condenada al olvido.
Es hora de despertar de ese
sueño profundo en el que vivimos sumergidos, es hora de transformar nuestro
corazón.
Que la solidaridad sea
nuestra cobija, que el amor albergue vuestro corazón, que la justicia sea el
aire que respiremos, que la fe sea el camino hacia la libertad y que al fin la
oscuridad se convierta en luz.
José Fernando Yepes Vargas
Josefernandoyv_82@hotmail.com